¡Hola, Musa!
Soy hija de padres que se divorciaron cuando tenía 5 años, y sentir ese contraste desde muy pequeña reforzó mi ilusión constante de encontrar y mantener una relación de pareja durante toda la vida. Dado que a mis padres nunca los vi realmente como una pareja, construí mis ilusiones alrededor de la historia de mis abuelos, quienes duraron 54 años de casados, haciendo Happy Hour todas las tardes y conversando y riéndose juntos. Pasaban felices en su vida y cotidianidad, y estuvieron bailando juntos hasta la noche antes de que mi abuelo murió de un infarto a los 75 años, luego de decirle a mi abuela cuánto la amaba.
Entonces mis historias de amor han sido como una colcha de retazos que sigo tejiendo. No tengo el tema dominado, ni mucho menos. Y de pronto por eso, y porque he vivido matrimonios, hijos, separaciones y un divorcio, de manera consciente, amorosa y profunda, he vivido muchas situaciones en las relaciones y aprendido mucho.
Siento que ahora es cuando más sigo caminando este camino, con algo de inocencia, mucha fé de niña, entrega y también algo de ceguera. Como Mr. Magoo, un personaje de caricaturas de los años 70 que cómicamente iba caminando sin ver nada, pero su fe de que todo estaba bien lo hacían salvarlo milagrosamente de las más estruendosas caídas y calamidades.
He sentido el Amor. He tenido ese privilegio, ese regalo etéreo que te da la vida. He sentido esa sensación eterna de mirar a los ojos a mi amado y sentir el Paraíso absoluto manifestado en la Tierra. Me he sentido absolutamente cómoda en mi piel y en mi cuerpo, y en perfecta armonía con la temperatura y los ángulos de mi pareja. Ambos en un silencio que dice más que mil palabras. Sentir que cabemos perfectamente y casi simbióticamente el Uno con el Otro, que borramos los límites entre los dos… Sentir que mi pareja y yo somos un océano profundo de Eternidad. Que estamos en un Paraíso creado para y por los dos.
Muchos limites rompen el Amor. Y mucho Amor sin límites y acuerdos, genera situaciones que nos lastiman.
En este aspecto, lo que ves y trabajas en ti es:
o Aprender cuál es el camino del amor incondicional y darnos cuenta de que, a la larga, es una travesía hacia nuestro amor propio.
o Entender que cada relación es un espejo de nosotras mismas. Y cada persona con quien compartimos, un maestr@.
o Entender que las relaciones de pareja son un lugar para aprender la maestría en el amor: amar al otro tal como es, entregarte a tu amor y ser devota a ese amor. A través de la intimidad, la vulnerabilidad y la devoción, transformarás y sanarás. o Expresarte en el amor desde tu libertad interior, y amarte lo suficiente para pedir lo que necesitas y hacer acuerdos que te cuiden y te nutran. o Tejer relaciones con hijos, familia y amistades que te hagan sentir amada, reconocida y vista, con todas tus facetas. o Aprender a danzar el amor, una danza entre energías masculinas y femeninas en ti, y luego danzar con otr@s. o Abrirte al gozo, a la entrega absoluta y a la plenitud en el amor y en las relaciones. |