El doctor me mira, y me dice:
“no hay cura, es una enfermedad crónica degenerativa. Podrías incluso estar en una silla de ruedas en 6 meses.” Yo lo miro a él, desconcertada, y a mi cuerpo de 23 años. Miro alrededor a la estéril y blanca sala, con un leve olor a alcohol y a desinfectante. Me han diagnosticado
artritis reumatoidea.
Veinte años después, otro doctor me mira, y me dice: “
Lo más probable es que sea maligno. Muy seguramente vas a necesitar quimioterapia. Prepárate.” Nuevamente, yo lo miro, desconcertada, y a mi cuerpo de 43 años. Estoy recién operada por laparoscopia, luego de una biopsia, con un dolor agudo comenzando a despertar en mi vientre. Me han diagnosticado con cáncer. Tiempo después, en otra sala fría de urgencias, me diagnosticaron una hernia discal.
Y así caen esos diagnósticos. Aplastantes. Irreversibles.
O será que son tan irreversibles como nos lo hacen creer ¿No habrá otra manera de verlos? Después de décadas de vivir en carne propia procesos de enfermedades, sanación y curación, puedo decir esto: soy un milagro médico andante.
He desafiado todos los pronósticos. He logrado curarme de lo incurable, entrar en remisión de condiciones y enfermedades que al parecer no tenían cura.
¿Y cómo? He probado de todo: medicina tradicional, las limpiezas de dieta, terapia neural, yoga, vegetarianismo, y hasta té de jengibre. Y, francamente, le creo más al té de jengibre y al romero fresco de mi jardín, que a las “drogas maravilla” compradas en farmacia.
He visto que la enfermedad y la curación es mucho más compleja que tomarte algo o hacer una dieta.
Creo que los dolores y las enfermedades en nuestro cuerpo son acumulaciones de emociones no expresadas.
Solo integrando, procesando y sanando nuestras emociones, podemos sanar nuestro cuerpo. ¿Así de sencillo? Si.
Háblame de cualquier enfermedad, y te contaré su relación con nuestras emociones y dinámicas de tu sistema de origen.
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También se trata de volverte dueña de tu narrativa y transformarte, reescribir tu historia. Cuando me empoderé, y comencé a sanar, logré escalar en roca, viajar por Suramérica acampando durante 9 meses, practicar montañismo, y caminar kilómetros en senderos por todo el mundo.
Tuve dos hijos hermosos, y desde hace 15 años mi enfermedad “incurable” entró en remisión. Logré sanar un tumor, percatar que era benigno, y sanarme desde adentro hacia afuera.
La enfermedad debe verse como una oportunidad de reescribir, ajustar y transformarme aún más, y liberar cargas y lastres para ser aún más liviana, en constante sanación y transformación.
¿“Milagros” médicos?
Más que eso, mi sanación ha sido resultado de:
Ser un poco rebelde. No demasiado como para echar todo por la borda, pero lo suficiente para no dejarme asustar ni sugestionar por los médicos, ni por la literatura apabullante que ahora encuentras en Google, cada vez que te dan un diagnóstico.
Trabajé mi estado de conciencia meditando, resignificando, desde mi intuición de que mis emociones estaban íntimamente entrelazadas con mi salud. Y decidí en mi mente, reescribir y transformar mis historias de enfermedad en historias de transformación, sanación, conocimiento interior y amor propio.
Integra, entiende, acepta y sana tus emociones. A los 23 años me di cuenta de que tenia mucha rabia represada, así que hice yoga, meditación, y terapias de todo tipo para trabajar estas emociones. Verme imperfecta y entender que esta rabia y dolor que sentía, eran parte de mí, aceptarme y quererme tal cual era; y, como una cebolla, fui rebanando una por otra capa de emociones. Y liberar tiempo y espacio para tu primera prioridad: tú y tu salud. Si no te cuidas tú, ¿Quién lo hace?
¿Y a quién puedes cuidar si no estas sana?
Atrévete a sentir tus síntomas. ¡Tu cuerpo es tan sabio! Mucho más que cualquier médico. Como el mejor de los termómetros, siempre te esta diciendo cuáles son tus condiciones de clima internos. Muchas veces lo dormimos con analgésicos para no sentir los síntomas, los cuales son muy, pero muy incómodos.
Cada dolor nos cuenta una historia, y si hacemos el esfuerzo de escucharla y entenderla, el cuerpo ya no necesitará producir los síntomas.
La condición natural de un cuerpo es la salud, no la enfermedad.
Saca tiempo todos los días para conectar con tu cuerpo. Todo dolor, espasmo, hinchazón, te están diciendo algo. Toca tu cuerpo, masajea tu cuerpo, ejercita tu cuerpo pero sin violentarlo con regímenes extremos ni rígidos. Tu cuerpo ante nada necesita amor, del que solo tú le puedes dar.
Todas estamos en continua evolución, sanación, transformación y renacimiento. ¿Sabías que cada dos años cambian todas la células de tu cuerpo? ¿Con qué emociones, pensamientos y acciones te estás alimentando? Es hora de tratar y valorar tu cuerpo como un templo sagrado.
Deseo contribuir a la sanación de mujeres, compartiendo, dejándonos ver, surgiendo y emprendiendo juntas. Por eso, escribí mi libro Hablando con Dragones, donde te comparto mi historia personal y mi camino de transformación, liderazgo y emprendimiento con propósito, para inspirarte a recorrer el tuyo. Puedes obtenerlo acá en formato PDF por tan solo US$ 4.99, y adquirir acceso gratuito a mi MasterClass Manifiesta tus Sueños, y a mi Comunidad Exclusiva de mujeres líderes y emprendedoras.
Te deseo un cuerpo en constante transformación, renacimiento y sanación.
Alejandra Torres.
1. Si te interesa saber más sobre este enfoque, te recomiendo la literatura de constelaciones sistémicas, desarrollada por Bert Hellinger; y el libro Constelar la enfermedad desde las comprensiones de Hellinger y Hamer, por Brigitte Champetier de Ribes.