En mi vida he tenido que acompañar temas delicados de salud. Temas abrumadores y asustadores. Y hoy en día, cuando hay tantos temas delicados y enfermedades tan complejas, es que me siento llamada a compartir con ustedes algunas herramientas que he desarrollado para acompañar a alguien que está en estado de enfermedad.
Más allá de estar en un estado de \»no enfermo\», que es no tener síntomas visibles, lo que este Aspecto apoya es un verdadero estado de energía y vitalidad.
¿Y qué pasa cuando alguien cercano a nosotras está enferm@ y requiere de nuestra energía y atención?
Primero, puede ser un tema doloroso estar al lado de alguien tan cercano, y verlo sufrir su condición. Nuestro dolor puede llegar a ser muy profundo. Y justamente, en esos momentos, puede ser muy difícil expresar lo que sentimos porque queremos ser fuertes para esa persona tan especial para nosotras. Y entonces terminamos, sin querer, minando nuestra vitalidad y bienestar por estar al lado de esa persona y cuidarla.
Otra conducta muy frecuente es cuando nos entregamos tanto a nuestro rol de cuidadora que nos olvidamos de cuidarnos a nosotras mismas. No hacemos ejercicio, podemos no dormir tan bien y podemos priorizar tanto las necesidades de la persona que amamos, que nos olvidamos de las nuestras.
Y finalmente, estar en una situación así genera tensión en el cuerpo. Nos pueden doler las articulaciones y los músculos porque estamos de alguna manera \»cargando\» emocionalmente a la otra persona. A nivel subconsciente, es como si su salud y bienestar dependiera de nosotras, porque a cierto nivel así lo asumimos.
En esos momentos es cuando más importa cuidar y recargar nuestras energías. Yo estoy en aprendizaje de este tema y no lo tengo \»chuleado\», pero si hago algunas cosas que me ayudan a cultivar, mas que un estado de \»no estar enferma\», un espacio de vitalidad y bienestar.
1. Me rindo ante la situación.
La palabra surrender en inglés siempre me ha encantado porque habla de rendirse, pero desde la fuerza y no desde la debilidad e impotencia. El verdadero rendirse es entender que hay un destino superior al nuestro operando, y lo que para nosotras puede parecer tan equivocado, injusto y caótico, es en realidad el designio de un plan maestro que viene a darnos lecciones para transformarnos y evolucionar espiritualmente.
Ahora, ¿cómo rendirse genera vitalidad y fuerza? Porque suelto el control de las cosas. Porque acepto Lo Que Es. Y no pretendo que sea de una manera distinta. Esto no es fácil, créeme, lo sé. Sé lo que es ver a un ser que amo hasta las tripas, deteriorarse y quedar irreconocible física y mentalmente. Y también sé lo fútil que es desde mi mente controladora, tratar de que sea distinta esa situación y persona, y querer que sea como era antes. Esta persona que está viviendo su transformación tan intensamente, para sanar debe poder aceptar su destino y al hacerlo, se convierte en agente de su propia sanación y, de paso, en tu Maestro: del amor incondicional. Entiende que las cosas son lo que son y no luches contra ellas, no trates de controlar el flujo de la muerte y de la vida.
Cuando dejamos de tratar de controlar y de chocar desde nuestro Ego, liberamos mucha energía. La cual podemos, en vez de usarla para minar nuestra energía, volverla un caudal de energía y creatividad que podemos ofrecer amorosamente a la otra persona y a encontrar soluciones para su salud.
2. Lo más importante es nuestra Presencia.
En una situación compleja, tan llena de diagnósticos, miedos desatados en parte por esos diagnósticos, tanta literatura que encontramos en Internet…resulta que la persona que está en un estado de salud difícil, puede ser absolutamente abrumador. Para no rendirte de impotencia, entiende que tú no tienes que tener las soluciones. La persona que está al frente tuyo tiene todos los recursos. Por difícil que es decir lo que voy a decir, el Alma de esa persona ya se ha programado para vivir esta experiencia de vida. Puedo que podamos ayudar, ser proactivos, generar ideas, hacer grupos de chat…la lista de cosas que podemos Hacer es eterna. Y es importante. Sin embargo, lo más importante es poder estar presentes. A veces estar presentes es sencillamente regalarle un espacio donde podemos estar en receptividad y escucha. A veces la Presencia es poner una canción que le guste a la otra persona. A veces nuestra Presencia es estar en silencio.
Dejemos las distracciones, los celulares, los miedos, los juicios a la persona y a este u otro médico. Cada instante es precioso al lado de esta persona. La vida te está enseñando a estar plenamente presente en la intensidad de esta experiencia. Y aprender a escuchar y ver la belleza y magia que también hay en las experiencias de enfermedad y muerte.
3. Abrazar a los 4 arquetipos y en especial al de la Anciana/Bruja/Muerte
En este Aspecto hemos hablado de los 4 Arquetipos de Doncella, Madre, Sacerdotisa y Anciana o Bruja. Uno de los ciclos muy importantes, si no el más, es el Arquetipo de la Anciana. Poco se habla de ella porque nos han enseñado a desdeñar, temer y/o a minimizar su poder. Todas queremos ser doncellas y madres, pero pocas deseamos convertirnos en Ancianas o Brujas.
La Anciana representa, además de la sabiduría, la energía de la Muerte y es como la bisagra en el ciclo eterno de la Vida/Muerte/Vida. En la cultura India, la diosa Ma Kali es la Diosa de la Muerte y Destrucción, porque ella también es el portal que luego genera renacimiento de la Vida. Es justamente la energía de la Muerte que es la creadora de Vida. Al ahondar en la realidad de la muerte, es cuando podemos generar nueva vida. No se puede vivir plenamente una dimensión sin la otra.
La Energía del cuarto Arquetipo es la energía que todo lo recibe, todo lo transmuta y composta, y que luego vuelve a generar un nuevo ciclo de Creación y Creatividad. Es necesario inclinarnos hacia la Vida, y también es necesario inclinarnos hacia la Muerte. Al reconocer e integrar esta faceta de la Vida/Muerte en mí, y abrazar este ultimo Arquetipo de la Anciana y Bruja, puedo renacer y volver a cerrar el círculo, para luego abrirme con más energía y vitalidad al Arquetipo de la Doncella y de las demás energías arquetípicas.
La Vida es un Ciclo eterno de Vida/Muerte/Vida. Cuando de verdad entendemos esto, y demos gracias por la oportunidad de entenderlo mediante situaciones dolorosas como acompañar a alguien en su proceso de enfermedad y/o muerte, sanamos y nos volvemos vitales y cíclicas en nuestra mayor expresión.
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Un abrazo de Musa,
Alejandra Torres.