El Liderazgo como un Aprendizaje Continuo

Ahora bien, ¿qué te puedo contar sobre el liderazgo? Que para mí es un camino continuo de transformación, aprendizaje y de humildad. 

De pronto has sentido que para ser líder, hay que ser aguerrida, impositiva y \»berraca\»…

 

Pero, ¿no te das cuenta de que el verdadero Liderazgo es el que nutre, inspira y sostiene un propósito colaborativo, y colectivo? Que requiere valentía, pero para ser vulnerable. Que te pide ser clara, pero sobre tu propia voz y sobre el \»para qué\» estas emprendiendo algo. El verdadero liderazgo no se puede hackear, es mucho más profundo que una serie de herramientas.

Y es cierto, entre más buscamos liderar, hacia afuera, más tenemos que profundizar en nosotras mismas. Y en cultivar las preguntas, y vivirlas profundamente; más que las respuestas rápidas. Porque debemos entender, en el fondo, ¿cuál es nuestro verdadero deseo? Y tantas veces ese deseo nos es dado culturalmente, o como una norma, un deber ser que ciegamente repetimos. Primero tenemos que cuestionarnos una pregunta que siempre está evolucionando, así como nosotras siempre evolucionamos, ¿por qué realmente deseo lo que deseo? ¿Y qué deseo?


Eso es el verdadero liderazgo para mí. Vivir y encarnar mis preguntas, con integridad, honestidad y transparencia, y ser ante nada, responsable de mí misma. Soberana de cuerpo y de mente.

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Pero esto lo aprendí luego de vivir largos años en roles donde sentía que no me podía expresar plenamente. Muchas veces me silencié; dejé de hablar más auténticamente por miedo a que me criticaran. Sentí mucha frustración al sentirme tan preparada académicamente, pero tan poco capaz de afirmarme en mis roles de liderazgo. No fluía en mi liderazgo porque había aprendido que para ser líder había que ser otra cosa que no era yo: agresiva, numérica, fría, calculadora. Sentía que dejaba la mitad de mí atrás cuando iba a mis cargos de trabajo, en corporaciones y organizaciones que también demandaban de mí un estilo de liderazgo muy masculino, de cerebro izquierdo. Después de muchos años y experiencias ejerciendo liderazgo,  fue que entendí que para ser vista y valorada yo tenía que aprender a verme y a amarme tal como soy. Y eso ha sido y sigue siendo, un proceso continuo. Y ahí voy, aprendiendo a verme y a entenderme. A integrar facetas de mí que me ha dado miedo al principio mostrar, pero que poco a poco las voy aceptando. Cuando yo abrazo todas esas partes de mí, y comienzo a expresarme desde esos lugares, se vuelve más auténtica mi voz. Y empieza a brotar un liderazgo más verdadero. ¿Cómo he encontrado nuevos modelos de liderazgo? Atreviéndome a seguir mi corazón, propósito e intuición. A los 17 años, decidí irme a estudiar becada a Estados Unidos. En ese entonces, mi papá se opuso fuertemente a que yo me fuera. Y mi comunidad decía que ese no era el camino para una mujer tan joven. Años después, dejé un trabajo muy lucrativo en Finanzas en Nueva York para irme a estudiar temas sociales y ambientales. En ese momento, mi jefe me dijo que yo era ilusa por irme a hacer eso. Aún en esos momentos cuando me he sentido tan cuestionada, algo en mí siempre ha sacado garra. Ha dicho: es por acá. Me voy por este camino. Y es con los años y los aprendizajes de muchos caminos y quiebres, que comienzo a entender. Que no puedo negar mi esencia. Y que mi vida ha sido continuo aprendizaje. Y cuando recuerdo esto, que soy la eterna Aprendiz, me relajo y no me tomo tan en serio. Porque creerte tú mismo que te las sabes todas es la peor trampa para estancarte, para oxidar tu alma. Cuando menos te das cuenta, un día cuando estés pontificando sobre lo que crees que sabes, te darás cuenta de que tu esencia dejó de respirar y de cantar. Y te vuelves una versión oxidada y rígida de ti misma.

Y este es el peor riesgo para mí, el de quedarte rígida en un lugar… hasta que despierto un día y me renuevo, me transformo, aligero mi carga y me abro a mi sana rebeldía y libertad interior.

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Personalmente, me parece mucho más divertido el liderazgo desde un rol de Aprendiz. La que no se toma tan en serio, y no se las sabe todas, está mucho más abierta a ser innovadora y creativa. Desde este lugar, por ejemplo en los círculos de mujeres que facilito, soy la guía que las lleva a mirarse, la que facilita y contiene el espacio, la que organiza la caminata, pero que permite que cada una encuentre sus propias aves y mariposas en su transformación. Hoy, recorro el camino incierto y misterioso del Liderazgo Femenino. Para mí, este estilo de liderazgo reconoce mi esencia más profunda y me pone al servicio de algo mayor. Alinea mi propósito con mis cualidades únicas. También me muestra con humor y alegría los lugares y cosas para las que NO soy buena. Y me permite caminar mi camino con autenticidad, coraje y valentía. Pulsando de vida.

¿Cómo definiría el Liderazgo femenino?

♦ Centrado en valores. Si vas a hacer algo, y le vas a gastar tanto tiempo y energía preciosa tuya, ojalá sea algo que se alinee con tus valores más profundos, con tu propósito y con el legado que quieres dejar en el planeta y a tus hijos. Piensa en eso cada vez que apliques tu energía, inteligencia y esfuerzo hacia algo. PD: Los valores no se negocian.

Participativo. Rompe la jerarquía y genera una cultura de transparencia y de empoderamiento. Actualmente, en censos y estudios la mayoría de las personas se sienten infelices en sus trabajos porque viven en un ambiente jerárquico que no los reconoce ni los incluye.

Colaborativo. Esto se trata de crear redes, generar alianzas, romper con la mentalidad tradicional de los negocios y el emprendimiento que nos enseñaron (modelo Porter: dice – traducción mía: róbale el pie a alguien porque no se puede hacer más pie) y salte de tu espacio cómodo y genera movimientos, participa en organizaciones con otras empresas. Crea verdaderas comunidades de aprendizaje y emprendimientos con propósito.  Nutridor. Para mí, crear proyectos, empresas y organizaciones es como sembrar un árbol. Primero, hay que saber muy bien qué árbol vas a sembrar, cuidar y  nutrir. Segundo, un árbol no se puede halar para que salga más rápido, ni injertar con otro árbol para que se vuelva otra cosa que no es. No se puede acelerar el crecimiento de las cosas. Si eres paciente y sabes cuidar de tu árbol, crearás un verdadero legado.  

Holístico y Sistémico. La nueva ciencia nos está mostrando que el método científico, útil para algunas cosas, se queda corto para entender cómo funcionan los sistemas complejos (como el planeta y la sociedad). La física cuántica y la Teoría de los Sistemas nos demuestran que el mundo es mucho más complejo que el pensamiento lineal que nos enseñaron en el colegio y en la universidad. Piensa que cualquier proyecto o empresa tienen un impacto multidimensional: económico, social y ambiental.

Si sólo quieres ganancia y no te importa cómo la vas a recibir ni el impacto que estás generando en tu entorno ni en tu sociedad, pues suerte con eso. Si quieres vivir tu vida con la satisfacción de que tu empresa o proyecto dejó bienestar en tu comunidad y respetó tu propia casa que es el planeta, lo has entendido.

Este tema me apasiona tanto que en mi libro Hablando con Dragones, te cuento más acerca de mi historia de transformación personal, y cómo ella me llevó a pasar de mi Liderazgo Masculino que había aprendido en la Universidad y en mis trabajos corporativos y posiciones de liderazgo públicos y privados, a entender y a practicar el verdadero Liderazgo Femenino. Por si no los has leído, te invito a hacerlo en mi Paquete de Poder, Impacto y Propósito, acá

Te deseo una vida de transformación, aprendizaje, libertad, amor propio, propósito y liderazgo auténtico.

Un abrazo de Musa,

 Alejandra Torres.

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P.D. Quieres leer más blogs que he escrito sobre este Aspecto de Vida del Mandala de la Musa? Míralos acá.

¡Feliz lectura!

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