amor propio

Las 9 musas de la creatividad

Me gusta conocer y explorar la historia de nuestras narrativas. Explorar y entender de dónde vienen las palabras que hoy en día suenan tan comunes y tan corrientes. Y en ese sentido, me puse a investigar sobre dos palabras: Academia, y, pues, Musas.Y, como lo había especulado, ambas nacen en la antigua Grecia, la cual es nuestra madre de la civilización occidental. Digo madre y no padre, porque fue en Grecia que nacieron las artes, la filosofía, la primera versión de la democracia, la cultura, el culto a los dioses y al fuego, y también los rituales y festivales que honraban a la Luna y a la Madre.Roma, por su lado, llegó luego y diría que representa el padre de nuestra civilización occidental. Llegó con sus ejércitos, sistema de gobierno jerárquico, sus carreteras, la planeación de sus ciudades y territorios, la victoria de la mente y de la construcción sobre la naturaleza.Por eso rescato y busco en la historia, ese origen de lo femenino que llevamos en nuestro ADN, rescatando como arqueóloga los arquetipos originales de donde venimos. Y he encontrado cosas increíbles. Primero, que el nombre Academia viene del griego, y se refiere al jardín de un hacendado llamado Academus, quien lo ofreció a la comunidad para que Platón pudiera sentarse ahí a impartir su conocimiento, al aire libre, con sus aprendices. Entonces, reflexiono que este nombre de Academia realmente es un jardín de conocimiento, un espacio verde y vibrante, colectivo, donde los estudiantes y el(la) profesor(a) se sientan en círculo, a compartir y a aprender juntos. Me gusta este nombre, Academia. Lo segundo que encontré, y que pude corroborar personalmente en un viaje reciente a Grecia, fue la presencia y el poder de las Musas. Este nombre siempre me había cautivado, y cuando me llegó el momento de gestar este proyecto de vida, este emprendimiento con propósito, el nombre me cayó en una intuición, como un relámpago, a mi cabeza. Y desde entonces, conecto con la energía de las Musas y su esencia femenina, su belleza, su arte y su intuición; su sabiduría femenina.  Y eran 9 – otra sincronía que veo, porque el número 9, pues, me encanta. Porque es el número sagrado de los indígenas de la Sierra, representa las dimensiones del Universo. Son 9 las dimensiones de un tótem, símbolo ancestral de algunos pueblos indígenas de conexión con seres vivientes y no vivientes. Son 9 las canciones que escogí para mi álbum TOTEM. Y, en el Tarot el Ermitaño, Arcano número 9, “representa la sabiduría y el sentido de lo esencial. Es la apertura del camino hacia otros espacios del pensamiento, más universal, traspasando las fronteras, llevando el pensamiento a un lugar místico y espiritual” (www.numero-aleatorio.com). ¡Y este, es precisamente el propósito de nuestra Academia! Las Musas, desde la mitología griega, eran las deidades femeninas que inspiraban a filósofos, poetas, amantes, músicos, bailarines, e incluso las ciencias. Los grandes escritores y poetas atribuían sus inspiraciones a ellas, e incluso les hacían templos en sus casas, y mandaban a hacer estatuas para conmemorarlas y llamar sus presencias a sus espacios. Todas nacieron de Zeus y de Mnemósine (cuyo nombre significa memoria), luego de nueve noches de amor consecutivas… ¡tremenda faena! Cada una llevaba un tipo de arte y tenía una personalidad única, y estas eran (tomé lo siguiente liberalmente de un muy bien documentado blog en www.lifeder.com y chequeado contra la enciclopedia Británica, pero no me considero experta): Las 9 musas de la creatividad Calíope: La mayor de las nueve, representa la elocuencia y la poesía épica. Tiene una voz hermosa, y protege e inspira los trabajos poéticos, los artes retóricos, la música y la escritura. Su símbolo es una corona de laureles, una tabla para escribir, un libro o una trompeta. Acompaña a reyes y príncipes a ayudar a imponer justicia y serenidad. Clío: Es la musa de la historia y de la guitarra, los actos heróicos, y las famosas tragedias, comedias y sátiras griegas, así como narrativas de leyendas de héroes y heroínas. Ayuda a documentar la historia y es representada con un rollo de pergamino. Euterpe: La musa de la música, poesía lírica, canciones y melancolía poética. Lleva una flauta, o un arpa, e inspira a los músicos y poetas. Su nombre significa “la que deleita”. Erato: La musa del amor, el erotismo, y la poesía amorosa. De su nombre, que significa deseada, y su relación con Eros, el dios griego del amor y la pasión, nace la palabra erotismo. Es representada por la lira, una viola y un cisne, y también por una flecha. Melpómene: Su nombre significa “cantante” y lleva un cuchillo en una mano, una máscara de tragedia en la otra. Representa la tragedia y el teatro trágico. Polimnia: Musa de la retórica, la música sagrada, la intuición y el silencio, por esto es representada con un dedo sobre la boca. Conectada con su sabiduría interior, inspira a los meditadores y los que buscan servir a la sociedad. Terpsícore: Musa que deleita con su danza. Sale con un instrumento musical en la mano, atribuida como la madre de las sirenas. En la antigua Grecia el baile era muy importante y evidencia de cultura, y se practicaba en círculos o de mujeres o de hombres. Talía: Musa del arte, la comedia y la poesía bucólica, o pastoral. Concede alegría y felicidad a las personas, es divertida y alegre. Urania: Musa de los astrólogos, la astronomía, las ciencias y la poesía didáctica. Se ve con un compás o una esfera en la mano y una espiga en la otra, vestida con un mano de estrellas. Asociada con el aspecto místico, interpretaciones de las estrellas y predecir el futuro. Al conectar con la esencia de Musas, me llega esto: hay muchas fuerzas y energías que te inspiran, y que te enriquecen la vida con su creatividad. El arte viene de muchas formas, hay que abrir el corazón a la magia – y a la musa – de la creatividad. Te invito a conectar con tu Musa interior, tu energía arquetípicamente femenina que inspira y crea, con mi libro, Hablando con Dragones, acá. Un abrazo de Musa, Alejandra Torres.

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¿Qué es \»femenino\»?

Sigamos definiendo porque es importante definir y entender los términos con los cuales interactuamos. Hazte una pregunta: ¿Qué quiere decir “femenino” para ti? Siéntate a escribir lo primero que te llegue. Y luego pregúntate, ¿qué asocias con “masculino”?¿Qué escribiste?, ¿estereotipos o cualidades? Trata de diferenciar. Un estereotipo es decir que femenino es rosado, o que es débil, o que usa tacones, o que las mujeres somos problemáticas. Un estereotipo es una generalización enseñada por la sociedad que se vuelve un supuesto que no cuestionamos. Y eso es lo que debemos hacer, salir de los estereotipos y volverlos conscientes en nosotras y en las demás, cuando surgen.Los estereotipos son peligrosos porque nos encasillan, no nos dejan asumir toda nuestra fuerza, ni nuestra multidimensionalidad. Y las mujeres somos poderosas, líderes, transformadoras y también multifacéticas. Para salirnos de términos que nos encasillan, hablemos de cualidades femeninas. Y para poder hablar de ellas, podemos ver el trabajo de Jung, quien comparó varias sociedades históricas y determinó unas cualidades arquetípicamente asociadas a lo femenino y unos principios arquetípicamente asociados a lo masculino. Y la siguiente imagen muestra estos principios.  Lo femenino se refiere a la Madre Tierra, y también a la Luna. Es el principio asociado a la gestación y creación. También es el agua que significa la fluidez. Es la personificación de la abundancia y la vida. Es la capacidad de ensoñar y nutrir, de cuidar las semillas y el fuego. Es el presente, y el Ser (en vez del Hacer). Es una cualidad amorosa, inclusiva y receptiva. Es el pensamiento sistémico e intuitivo. Es la igualdad y la colaboración. Por su lado, lo masculino se refiere al Sol, y también al Aire que significa el pensamiento. Es el principio asociado a la planeación y administración de los recursos. Es la personificación de la estructura y las metas. Es la capacidad de manifestar, de cazar y conseguir lo necesario. Es el futuro, y el Hacer (en vez del Ser). Es una cualidad de poner límites, competitiva y asertiva. Es el pensamiento lineal y racional. Es la jerarquía y la competencia. Una mujer (y un hombre) tiene cualidades tanto femeninas como masculinas.Hay hombres femeninos y hay mujeres masculinas, y todo vale. Sin embargo, nuestro trabajo interior consiste en revisar estas cualidades y equilibrarlas en nosotras. Porque no se puede ser sana, creativa y gozosa, sin equilibrar tu femenino, y no te puedes transformar para manifestar la vida que deseas, sin integrar tu masculino. Ambas cualidades se necesitan fuertes, vitales y presentes. Ser “femenina” tampoco significa actuar, adoptar ciertos manerismos,o hablar con la voz de otra, o imitando a nadie, sino que requiere expresarte desde un lugar profundo y transparente donde te expresas desde un equilibrio interior que consiste de tus propias cualidades “femeninas” y “masculinas”. Así, revisándote y sanado, puedes manifestar una vida externa y un liderazgo equilibrado, que refleje un ordenamiento, coherencia y balance interior. De hecho, cuando estás más inclinada hacia tu energía masculina, puedes sentirte: Cuando estás más inclinada hacia tu energía femenina, puedes sentirte: ¡Deseo que hagas conscientes tus cualidades y las equilibres, para vivir una vida más plena! Por eso, en mi libro Hablando con Dragones te comparto cómo equilibré mis energías femenina y masculina para que tú también puedas hacerlo y transformes tu vida y liderazgo. Te invito a obtenerlo en mi Paquete de Poder, Impacto y Propósito, acá. Un abrazo de Musa, Alejandra Torres.

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¿Qué es el feminismo?

Este es un tema… pues, casi tabú. A veces la sola palabra “feminismo” suscita reacciones guturales y emocionales que quiebran la comunicación y no dejan seguir. ¿Te ha sucedido?En el pasado el feminismo se asociaba a movimientos que surgieron como reacción a una situación considerada injusta. Por ejemplo, las feministas de los años 70s, fueron importantes en ese momento de transformación en la historia para quebrar con injusticias legales como el hecho de no poder trabajar en ciertos cargos ni tener propiedad. Gracias a ellas, tenemos derechos básicos que antes no existían. Y es verdad que todavía hay mucho terreno por recorrer para tener mayor igualdad, en los países más progresistas aún hay desigualdad. De acuerdo con la consultora global McKinsey (Women Matter, 2016) solamente el 32% de los miembros de juntas corporativas en Europa son mujeres, y en Estados Unidos una mujer gana el 77% que un hombre en el mismo cargo. Entonces sí es un tema importante, la igualdad entre géneros.Sin embargo, creo que debemos redefinir el feminismo para que se refiera a la igualdad y a la complementariedad entre cualidades masculinas y cualidades femeninas, y entre hombres y mujeres.  Creo que cuando sanas tu femenino, y lo equilibras con tu masculino, empiezas a hablar desde tu voz auténtica. Comienzas a vivir un liderazgo más asertivo desde tu verdad interior.  Desde ese balance, serás capaz de redefinir tu conversación y relacionamiento con los hombres desde la complementariedad y lo que nos hace únicos y diversos, y no desde la competencia. Muchos años busqué algún texto que definiera el término mejor que lo que yo había logrado articular el tema.  Y encontré esa cita en un libro que me encantó llamado Why Women Will Save the Planet (por Friends of the Earth, recomendadísimo) en el cual se cita a Petra Kelly, reconocida líder y activista británica:\»El feminismo busca redefinir nuestros propios modos de existencia y transformar no violentamente las estructuras del dominio masculino. No estoy diciendo que las mujeres son inherentemente mejores que los hombres. Derrocar el patriarcado no significa reemplazar el dominio de los hombres con el dominio de las mujeres. Eso simplemente mantendría el patrón patriarcal de dominación. Necesitamos transformar el patrón patriarcal en sí mismo. El trabajo de las mujeres feministas y los hombres pro-feministas es liberar a todos de un sistema que es opresivo para las mujeres y restrictivo para los hombres, y restablecer el equilibrio y la armonía entre mujeres y hombres, y entre hombres y valores femeninos en la sociedad y dentro de cada uno de nosotros.\» ¿Y tu qué opinas?Te invito a hacerte las siguientes preguntas:·¿Qué sientes cuando oyes la palabra feminismo?·¿Consideras que el mundo es igualitario, equitativo?·¿Qué sientes que necesitas como mujer para poder lograr tus sueños y potenciar tu liderazgo? Para mí, es un tema que sigo aprendiendo y que me sigue pidiendo que escuche e integre en mí misma. Y les dejo otra cita de otra mujer líder global a quien tuve la oportunidad de conocer y saludar brevemente: Christiana Figueres, arquitecta del Acuerdo de Cambio Climático de Paris:\»Mujeres y hombres necesitamos unir fuerzas y maximizar nuestro potencial conjunto y colectivo para poder mejorar el mundo. Creo que la complementariedad de ambos enfoques que traeríamos entre ambos géneros es justamente lo que necesitamos. No podemos movernos hacia adelante de manera significativa usando un solo enfoque. Se necesita un equilibrio\».  Necesitamos tanto características femeninas como masculinas para transformar el liderazgo. Y para los hombres, se necesitan las mismas cosas: necesitan equilibrar sus características masculinas con características femeninas para tener un mayor impacto. Esta necesidad de equilibrio es tan cierta para una persona como lo es para una familia, una organización, un país y sin duda, para que el planeta se pueda equilibrar. El problema es que hemos tenido una dominancia del liderazgo con características masculinas durante miles de años. Si las mujeres tenemos las mismas oportunidades para contribuir a la condición global, podremos crear un mundo más seguro, más justo y más próspero. Podemos crear los emprendimientos con propósito que el mundo necesita y traer nuevas formas de liderazgo regenerativas. Un bienestar universal creado por una participación universal. Te invito a empoderarte y vivir un liderazgo auténtico para romper paradigmas y techos de cristal con mi libro, Hablando con Dragones, puedes obtenerlo acá. Un abrazo de Musa, Alejandra Torres.

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Los Arquetipos de las diosas

Entonces, como veníamos hablando sobre el mundo y las narrativas de lo femenino y lo masculino, profundicemos más acerca de los arquetipos del Sagrado Femenino. Reavivemos sus historias, conectemos con estas miradas. Acá recuento algunas de estas historias. No pretendo abarcar ni tampoco reducir ni ultra-simplificar el tema, solamente les pinto un brochazo de algunas de estas mitologías. Y les propongo que de acuerdo con las que más resuenen a nivel profundo interior desde el cuerpo y la emoción, sientan que pueden acudir a ellas y sentirse fortalecidas y apoyadas por ellas. Acá les propondré unos ejercicios para esto. Primero, ¿qué es un arquetipo? Carl Jung, reconocido sicólogo y discípulo de Freud, propuso el término, al darse cuenta que nuestra conciencia contiene una gran cantidad de información a nivel subconsciente, que se manifiesta a través de sueños y símbolos. Entonces, por debajo de nuestro ego y nuestra mente, tenemos un iceberg subterráneo de información, creencias, percepciones y asociaciones. Incluso existe una serie de memorias, percepciones y creencias guardadas en nuestros subconscientes que son compartidas y comunes tanto con civilizaciones pasadas como presentes; esta información compartida Jung la llamó conciencia colectiva. Entre más personas y civilizaciones hayan tenido esta información, más fuerte es su presencia en nuestro subconsciente. Cuando hay un fuerte símbolo colectivo compartido, este se convierte en un arquetipo. Un ejemplo de un arquetipo es una imagen de una cruz, o de un ángel. Al ser imágenes que han tenido, y tienen, gran importancia simbólica y espiritual, sentimos un entendimiento más profundo al ver estas imágenes que si estuviéramos viendo una imagen de, por ejemplo, un paquete de papas. Ellas literalmente resuenan en nosotras porque son arquetipos que se han guardado en nuestro memoria y conciencia colectiva. Por esto, en el siguiente ejercicio te invito a que trates de sentir la fuerza de las siguientes imágenes, no desde tu mente, sino desde tu cuerpo. Las diosas como guías para tu camino de transformación y liderazgo… En el inicio de nuestra civilización, han surgido imágenes, o arquetipos, de diosas y guardianas de lo sagrado. Al principio, las civilizaciones crearon su imagen de Dios como una mujer. Y luego fueron incorporando dioses masculinos con los femeninos, hasta que surgieron las religiones que cortaron con esas prácticas y empezaron a adorar a los dioses masculinos. Las mujeres santas han sido veneradas en diferentes momentos como representantes de lo sagrado y espiritual – incluso María y María Magdalena son veneradas en Europa en algunas de las iglesias más importantes, hoy en día (por ejemplo la Madeleine y Notre Dame en Paris, son iglesias construidas para adorar a las santas). Pero hay muchas diosas, de diferentes culturas. Las imágenes que comparto a continuación son una pequeña muestra de diosas de diferentes culturas (Goddess Tarot diseñado por Kris Wahlderr), pero existen muchas más. Te quiero proponer un juego. Cierra los ojos, toma tres respiraciones profundas. Vuelve a abrir los ojos, y mira las imágenes, y sin pensarlo mucho, escoge la que más te llame la atención. Y la que escojas, es tu diosa para ti y tu proceso de transformación, liderazgo y propósito. Puede ser un mensaje para el momento en el cual estás viviendo. Puede ser tu diosa que te acompañe siempre. Sus cualidades te darán fuerza, su imagen te llega al inconsciente. Escogerla no es un proceso racional. Estás conectando con tu inconsciente, respondiendo a un arquetipo, y armonizando tu interior con tu exterior a través de este simple ejercicio. Si quieres que te demos un mensaje personalizado de cada Diosa que escogiste, escríbenos a musascomunidad@gmail.com y te mandaremos este mensaje a  tu correo. Algunas prácticas que puedes usar para seguir profundizando acerca de tus diosas guías son: Pinta tu imagen de diosa y ponla en un lugar especial. Podrás también hacerle un altar, con elementos que desde tu intuición te guste usar. Compra un tarot de cartas de diosas, y acude a él cuando tengas preguntas sobre tu vida y quieras profundizar en ti misma. Lee la historia de estas diosas, profundiza en las culturas que más te llamen. Es posible que en tus sueños o en tus meditaciones te llegue alguna imagen, dibújala o escríbela, expresa desde tu alma esta imagen. ¡Te deseo que te conectes con tu Diosa interior, y que vivas una vida llena de magia, propósito y  poder femenino! En mi libro Hablando con Dragones te cuento mi historia de conexión con mi Diosa Interior y el camino que recorrí para ser la heroína de mi vida. Te invito a leerlo en mi Paquete de Poder, Impacto y Propósito acá. Un abrazo de Musa, Alejandra Torres

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¿Por qué hablar de lo femenino? Una mirada a nuestras historias.

¿Por qué hablar de lo femenino? Una mirada a nuestras historias Imagínate dos hilos de ADN. Ambos se entrelazan, el uno con el otro, para conformar esa hermosa imagen de escalera en espiral que todos conocemos. Ahora imagina que uno de los dos lados se fuera poco a poco deteriorando, debilitando, socavando. ¿Qué pasa con tu imagen? Inevitablemente, esa escalera se va contrayendo y cayendo sobre sí misma. Y así es como construimos nuestra sociedad imperante desde hace 2000 años. Con un lado más débil que el otro, fuimos construyendo mayoritariamente sobre un lado de la espiral, mientras que dejamos de alimentar y nutrir la otra baranda de la escalera que nos sostiene. Y por eso, vivimos liderazgos rígidos y con mirada a corto plazo con los que estamos llegando a una situación insostenible sin precedentes, cuyos síntomas incluyen el cambio climático, la escasez de nuestros recursos naturales y la contaminación de nuestro planeta. ¿De qué estoy hablando? Las civilizaciones más antiguas se inclinaban a la Madre (o lo que se refiere como lo “femenino”). Las primeras civilizaciones que surgieron en Egipto, India, y Grecia, así como las sociedades indígenas de nuestro continente, fueron civilizaciones prósperas y abundantes. Ellas veneraban a la Madre Tierra y entendían la conexión intima que tenemos los seres humanos con nuestro planeta. Crearon símbolos y diosas, rituales para nutrir y regular a los elementos y una fértil expresión espiritual, alimentando su conexión con la tierra, las semillas, y los ciclos naturales. Las mujeres tenían un papel importante en el cuidado de estos elementos, y como sacerdotisas cuidaban el fuego, iniciaban a los hombres en temas sagrados y espirituales, y compartían saberes sobre el cuidado y salud de la comunidad. Fueron sociedades más igualitarias, y fue en la antigua Grecia que surgió el primer modelo de la democracia (palabra que proviene del griego demos = personas y kratia = poder, literalmente significa el poder de las personas), el cual inspiró nuestros modelos de gobierno más recientes. Y luego, la balanza se empezó lentamente a inclinar hacia el otro lado. Por un lado, la antigua ciudad de Roma y la Iglesia Católica comenzaron a centralizar un nuevo tipo de poder, basándose en controlar a la Madre Tierra, buscar el dominio de lo racional sobre lo emocional y corporal, y erigir estructuras de dominio conocidas como “masculinas\». Lo más importante es que, como sociedad, se transformaron nuestras historias y narrativas. Pasamos de venerar a la Madre e inclinarnos hacia ella, sus ciclos, y elementos naturales, a priorizar el dominio del hombre, su control sobre la Tierra y su mente. Un mito que ayudó a quebrar las narrativas anteriores fue el que explica el nacimiento de Roma. Se postuló que los semidioses romanos Rómulo y Remo, quienes fundaron la ciudad, no tuvieron madre entonces fueron criados y amamantados por una loba. En ese momento de la historia se generó en las narrativas y simbología, una ruptura con la Madre. Roma y sus estructuras de poder fueron construidas sobre esta mitología que afirma la dominancia de lo masculino sobre lo femenino. Otra narrativa fue forjada por la Iglesia Católica y sus textos sobre las mujeres. Primero, afirman que la mujer nació de la costilla del hombre y fue hecha para servirlo. Segundo, cuentan cómo fue Eva la que incitó a Adán al pecado comiendo de la manzana de sabiduría que le ofreció una serpiente, y que el castigo dado por Dios fue tener partos con dolor. Esta imagen es poderosa, porque no solo refuerza que las mujeres con conocimiento son subversivas, cosa que luego fue llevada a extremos durante la Inquisición, sino que se resignifica a la serpiente, que fue símbolo antiguo de transformación y espiritualidad en las antiguas civilizaciones matrilineales, a verlo como instrumento malévolo. El arte y las imágenes que hoy existen en la Capilla Sistina refuerzan y perpetúan estas historias. Una vez establecidas las nuevas narrativas, se empezó a justificar un nuevo modelo de poder y domino de explotación de lo femenino. Se implementó a gran escala un sistema de colonización, explotación y dominio sobre la Madre Tierra que consiste en invadirla y y saquearla a ella, a las culturas indígenas y a los cuerpos de las mujeres, los cuales se convirtieron en un bien robable y violable por los hombres. Este modelo de poderío y dominio continúa hoy en día: lo único que ha cambiado han sido las herramientas y armas cada vez más sofisticadas con las cuales se practica. -Escultura del Rapto de Las Sabinas. Entonces nuestra civilización se ha dedicado a fortalecer desproporcionadamente un lado de la espiral, el lado que tiene que ver con la razón y la mente, controlar y planear el futuro, el dominio y la explotación. Y ha dejado de ver y nutrir el otro lado, el cual tiene que ver con la veneración a la vida, a cuidar el presente, a nutrir a la Madre Tierra, y al mundo de las emociones, al cuerpo y sus sentidos. ¿Por qué es importante ver nuestra historia? Porque si nos imaginamos peces, el agua de nuestra pecera consiste de todas esas narrativas e historias que nuestros antepasados sembraron y que continúan alimentando nuestra agua. Nuestro ADN contiene trazos de todo esto, nuestras abuelas y abuelos vivieron y creyeron en estas narrativas. Este es el agua de nuestra pecera, lo que llamamos un “paradigma”. Haz un ejercicio. Siéntate con esto, imagina tu pasado, tus antepasados y/o tus vidas anteriores si eso crees, siéntate con tu historia. Nosotras, como mujeres, tenemos la capacidad de nutrir el otro lado de la espiral; de recrear y rescatar historias antiguas sobre lo femenino  y de balancear los dos lados de lo “femenino” y lo “masculino” en un verdadero liderazgo equilibrado, y en la gestación de empresas con propósito que nutran y generen valor al entorno; para así, recrear una sociedad viable, próspera, abundante y con mayor equidad. Te invito a revisar tus narrativas e iniciar tu camino de transformación, propósito y liderazgo en equilibrio, con mi Paquete

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El ABC de la Transformación. Capítulo 1

El ABC de la transformación – Capítulo 1. “El No Saber que No Sabes” Les comparto algo que escribí cuando estaba en la primera fase de mi camino de transformación,  amor propio, y conexión con mi liderazgo femenino y propósito. Mi momento de despertar. El arranque, el saber que hay algo que no encaja del todo. Pero estás ahí. En el No Saber que No Sabes. Lo nuevo todavía lejos, impalpable. Pero su energía sale y te llega al alma, y te empieza a llamar. Febrero 2014… Hoy tengo ganas de llorar. Llorar desconsolada y profundamente. Acabo de salir de una exitosa reunión donde todo ha salido bien, donde todo ha fluido de una manera increíble como en las películas, y donde siento una profunda satisfacción en mi carrera, de largos años en gestación. Siento que a cierto nivel estoy llegando a momentos en mi vida que son muy altos, como llegar a una cima de una montaña. Y esto me da mucha felicidad. Pero mi tristeza es a otro nivel. Es una tristeza profunda. Porque además tengo una familia que me adora y a quien he adorado. Un esposo perfecto, considerado, respetuoso, amigo. Un cómplice de vida. Empezamos hace 17 años un viaje hermoso y  comprometido, fiel y que ha generado muchos frutos, unos hijos hermosos y perfectos, unos lugares especiales que hemos construido a lo largo de los años, proyectos trabajados en conjunto, emprendimientos… Y además para colmo de males, tengo una familia extendida ejemplar, unos suegros adorados, unos abuelos únicos que nos han apoyado siempre, y además unos hermanos con los cuales he venido cultivando una unión familiar muy fuerte y duradera. Y adicional a todo eso, que además reconozco que muchos ni siquiera logran tener, tengo varias dimensiones que me dan placer y felicidad. Por ejemplo, canto en una banda de rock. Y ahí he aprendido a encontrar mi voz interior, a sanar y a proyectarme. A comunicarme desde otro lugar, sin temor a ser juzgada, desde este espacio he creado algo muy especial que es muy mío, muy personal y auténtico pero que cuando lo comparto genera una especie de magia. También me gusta subir montañas y estar en la naturaleza, como una comunión espiritual y mágica. Y tengo además esta felicidad de poder caminar y subir monte, y tener la salud y vitalidad y sensibilidad para recorrer, agradecer y comunicarme con la naturaleza, los pájaros me hablan, las libélulas me saludan y el viento y las nubes me dan mensajes ocultos que yo interpreto. Y que atesoro. Y entonces, ¿qué pasa?,  ¿Por qué estoy empecinada en estar triste? Porque el corazón es caprichoso, quiere además tener otras cosas, otras emociones, deleitarse en cosas distintas. Pero es mi corazón, mi estúpido y caprichoso corazón que no ve todo lo que tiene ni reconoce el valor de lo que ha creado, que además quiere más. Quiere de pronto recrearse, abrir nuevas posibilidades, sentir el placer de emociones diferentes. Quiere explorar en terrenos poco explorados. Y esto me ha volcado, con hambre de alma (y esto no entiendo muy bien por qué tengo esta hambre que ni siquiera sabía que tenía) hacia una atracción profunda e inexorable con mi música. Cuando oigo la música se mueve algo muy profundo, algo casi genético, algo que tengo en mi ADN, en mi sangre y en mis ovarios, un reconocimiento a los músicos de mi familia, a mi mamá quien tocó apasionadamente jazz y bossa nova en la batería, a mi abuelo quien tocó jazz y blues en pianos desde Nuevo Orleans hasta Chicago, a mi papá quien tocó y cantó boleros en su guitarra. A mi tía quien grabo discos y ganó premios por sus canciones de los años 70s. A mi hermana que batiendo todos los pronósticos se volcó a una carrera musical y está generando canciones sublimes. A muchos más familiares que tenían vena musical y la compartían de varias maneras. ¿Y por qué no soy música? A pesar de que, de chiquita, ser bailarina y pianista era lo que yo más quería ser. Generé una especie de doble vida, de doble personalidad. Una persona formal, que ganaba premios por ser la mejor estudiante, callada y estudiosa, tímida y reservada, controlada en sus expresiones pero líder e independiente, y la otra espontánea y artista, en el presente, sencilla, nómada, transparente y fluida. Dos distintas. Camaleónicas. Irreconciliables, como una especie de choque de trenes en gestación. Pero en la superficie, todo bien. Todo bajo control con frialdad y cálculo. Pero entonces (volviendo al tema), el tema de la música no deja de ser algo muy profundo. Algo esencial en mi espíritu. Y creo que por esto, algo me pasa. En el cuerpo. Desde mis pies hasta mi cabeza. Una vibración y un deseo. Y quiero botar toda mi vida orquestada y perfecta, por el abismo. Entonces mi tristeza es profunda. Porque mi tristeza real y profunda es por mi lugar en este mundo, el cual he construido y creado a lo largo de tantos años, con todas las precauciones y buenos deseos y amor, con todo mi compromiso – ¿Qué me pasa? ¿Por qué la vida que tengo no es suficiente? ¿Por qué estos 17 años y esta larga construcción y esfuerzo, compromiso y amor no me capta totalmente? ¿Qué esta faltando? He ahí una tristeza, una falta de algo que no sé que es. Estoy sola. Y desnuda. Con mis debilidades expuestas. Con mis incoherencias. Con mis deseos y anhelos. Entonces, ¿te has sentido así? ¿En esa incoherencia, esas ganas de reconciliar deseos, anhelos, o partes de ti misma que no han tenido el espacio suficiente en tu vida para expresarse? Es posible que sientas: Si está sintiendo algo de esto, no estás sola. Lo primero es aceptar que tienes este llamado, y decidir, si vas a entrar al camino del aprendizaje y la expansión, el cual es incierto, o si vas a continuar en tu vida como vienes. Si decides aceptarlo, creé un Paquete de Poder, Impacto

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Mi pacto con el amor…

Hace unos años, en unas vacaciones con mis hijos, me estaba separando de mi esposo luego de haber estado casados durante 17 años. Éramos la envidia de nuestros amigos, nos consideraban la pareja perfecta. Y lo éramos: hacíamos un buen equipo de padres con nuestros hijos, salíamos de viaje, teníamos una casa estable y armoniosa, con amigos, comodidades y una gran familia extendida que nos apoyaba. Pero en el fondo, en mi corazón, yo un día me atreví a ver que ya no sentía esa conexión de pareja que tanto añoramos las mujeres. Una conexión total, de alma, donde te sientes realmente mirado, visto, celebrado por ser quien eres, donde te puedes expresar plenamente, hasta en tus noches oscuras, en tus procesos de transformación, y con todo el rango de emociones. Poder ser totalmente auténtica, sin máscaras. Y en esas vacaciones, sentada en una hamaca rodeada de palmeras, leí un libro sobre el proceso de encontrar el amor. Un libro que me invitaba a entender y a practicar el amor. No me había preguntado nunca, ¿Qué quiero del amor?, ¿Cuál sería mi pacto con el amor? Y, cuando estuviera lista y hubiera hecho un proceso de duelo con mi relación actual que honrara al padre de mis hijos y a mí misma…¿qué buscaría de una siguiente relación de pareja? Decidí en ese momento, escribir un manifiesto del amor, y hacer de mi camino de aprendizaje y transformación, un camino hacia el amor incondicional. Un camino donde su fin no era tanto encontrar pareja, sino encontrarme a mí misma. En vez de los cuentos de hadas que te dicen que el fin de tu camino es el otro, manifesté que quería que el fin de mi camino, fuera yo misma y una vida en amor propio, autenticidad y propósito. Y que así, luego de haberme rescatado, nutrido y cultivado, pudiera encontrar a una pareja con quien podría seguir aprendiendo sobre el amor. Y acá transcribo esas palabras. Mi pacto con el amor…        Un amor que cura. Quiero curar mis heridas más profundas con lo masculino. Quiero curar el amor que no he podido dar a mi pareja, a mis padres, y a veces, hasta a mis hijos. Quiero curar la falta de amor propio que me ha llevado a no respetar mis propios límites y a debilitarme físicamente, hasta a enfermarme.         Un amor que renueva. Quiero renovar mi creatividad, inocencia, sensualidad, entrega, confianza, fluir, flexibilidad, apertura, goce, y mi sentido de aventura. Quiero renovar mi libertad, mi capacidad de no juzgar. Quiero renovar mi poder personal y mis buenos límites. Quiero renovar mi sensación de estar completa para dar mi mejor amor desde la abundancia. Quiero renovar mi rebosante y plena salud. Quiero renovar mi espiritualidad.      Un amor que nutre. Quiero sentirme segura de poder dar mi amor a un hombre que me ve y me valora. Quiero sentirme protegida cuando me expreso plenamente y desde un lugar auténtico. Quiero protegerme de situaciones y amores que no me convienen ni que honrar mi búsqueda ni mi proceso espiritual.       Un amor que inspira con su poder. Quiero dejarme elevar y fluir desde el amor y su poder. Quiero tener el poder para crear un amor que es una obra de arte y de alegría, de goce y de entrega, de servir al otro y de actuar desde el amor y no desde el ego ni del miedo. Hoy, vuelvo a leer estas palabras y veo su poder creador. Hace cuatro años, lo que me parecía utópico desde unas vacaciones al lado del mar y las palmeras, ha sido precisamente mi camino. Hoy he podido materializar un amor que llena todos esos deseos y anhelos que tuve. Y hoy mi vida es infinitamente más plena y hermosa, gracias a poder haberme entregado al amor, y tener una relación de pareja que me inspira, me nutre y me enseña. Y entonces, ¿Cuál sería tu pacto con el amor?. Te invito a que te dediques un tiempo en estos días de reflexión y de vacaciones, para verte, inspirarte y escribir tu propio manifiesto. Una carta de amor para ti misma, donde te imagines hasta dónde puedes llegar en el camino del amor, hacia ti misma y hacia los demás.  Si tu alma siente el llamado a transformar la manera con la cual lideras tu vida, puedes transformar tu historia personal y recorrer tu camino de conexión con tu amor propio, con mi libro Hablando con Dragones, en mi Paquete de Poder, Impacto y Propósito, acá. Que vivas una vida llena de amor… Un abrazo de Musa, Alejandra Torres.

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