Musas Comunidad

¡Estamos celebrando los primeros 3 años de Musas!

El pasado domingo 8 de Marzo nuestra hermosa Comunidad Musas cumplió 3 años en medio de la celebración del día internacional de la mujer. Esta fecha es muy especial para mí, de celebración, de plenitud y de sentir que este ha sido el mejor de los caminos. Saber que de la intuición, el propósito y la creatividad nació este sueño, que sí se logró sembrar y cuidar para ir nutriendo la tierra fértil de estos 3 años. Me hace sentir que vale soñar, que vale crear, que vale amar, que vale gestar empresas desde el propósito. Que vale ser devota y custodiar los sueños más improbables. ¡Gracias a ti por ver y entender este sueño! Por darte este espacio para nutrirte, transformarte, emprender con propósito, equilibrar tu liderazgo y seguir evolucionando para poder servir con mayor impacto en este mundo actual. Vamos creciendo y seguimos sembrando Musas y ayudando a crear el mundo del mañana, un mundo más equitativo, compasivo, regenerativo y sostenible ¡Con mucho amor! Te invito a hacer clic en  el siguiente video: Para conmemorar y celebrar esta fecha tan especial quiero compartirte el primer texto que escribí cuando nació Musas… En un contexto donde históricamente ha primado lo masculino, las mujeres tenemos un propósito sagrado, un llamado salvaje. Un llamado a sanar y a integrar toda nuestra riqueza  y a conectar y manifestar facetas que hemos negado y sepultado en nuestra eterna  búsqueda de realización a nivel personal, social y profesional. En algún momento dado, ese camino que aprendemos a recorrer como guerreras en un mundo masculino, se vuelve árido. Y algo pasa interna o externamente – puede ser un llamado interior manifestado a través de intuiciones y sueños, puede ser una crisis de salud o laboral, o puede ser una ruptura de relación o una pérdida importante -, para hacernos saber que hemos agotado una dimensión y manera de ser en este mundo. Existen mapas para narrar las historias de nuestros héroes. Joseph Campbell las describió y son llamadas: El camino del héroe. Son pasos arquetípicos y comunes a toda la humanidad y a todos nuestros mitos y leyendas, que cuentan un proceso de aprendizajes y retos que  ponen a prueba al guerrero y lo exprimen hasta su última fuerza y recurso, llegan hasta lo más profundo de su ser y de sus flaquezas, casi hasta el punto de no retorno, de muerte o  de rendición. Y luego de enfrentarlos, nuestro héroe emerge al otro lado redimido y brillante. Todos nuestros héroes míticos y reales a lo largo de nuestra historia viven caminos similares de propósito, sacrificio y pruebas. El camino femenino es esencialmente distinto y ha tenido menos geógrafos para mapear su curso. Maureen Murdock en su libro The Heroine´s Journey, nos da un mapa y una luz.Muchas de nosotras hemos sentido estos quiebres que enfrentamos solas y sin mapas ni linterna, lo que es un verdadero túnel. Cuando entramos al túnel, no sabemos si vamos a salir. Y muchas de nosotras nos quedamos en la puerta del túnel mirando con trepidación la oscuridad, pero no nos arriesgamos a seguir entrando. Las que entramos, entramos por un tiempo largo e incierto. Después de un tiempo que puede ser meses o años, salimos. Indudablemente, salimos transformadas. Conectamos con fuerzas y profundidades que no conocíamos, y caminamos más integradas y con una voz nueva y propia. El camino masculino se enfrenta a la muerte desde la luz, y la supera. El camino femenino es la muerte y también es la creación. Es un camino necesariamente más oscuro. Más incierto, porque nosotras somos la oscuridad y si no tenemos la valentía de llegar hasta lo más profundo, no ganaremos la capacidad de integrar todos los colores para hacer la luz, transformarnos y crear con más consciencia. Como la diosa india Khali que es símbolo de la creación y también necesariamente de la destrucción, porque son dos dimensiones inseparables y complementarias como el yin y el yang. Somos sacerdotisas. Por lo tanto, nuestro camino es esencialmente distinto. Y nuestro camino es tan interior como lo es exterior. Nuestros compases son nuestros sueños, intuiciones, mamarrachos, canciones, tortas, poemas, caricias, plantas, orgasmos. Nos guían cosas físicas, tangibles, sensoriales y también las cosas etéreas e inmateriales. Este es un recorrido, una transformación y una búsqueda multidimensional. Es un hambre profunda que se sacia con comunidad, acompañamiento, información, historias, mitos, arquetipos, rituales, sueños y arte. Para transformar hay que explorar estas variadas formas de expresión y de manifestación. Somos creadoras de nuestra realidad, y esta realidad se manifiesta en múltiples niveles físicos, energéticos, espirituales y sutiles. El hermoso camino femenino es  sinuoso, oscuro y subjetivo. Por esto el arte y la inspiración son las brújulas. Y cada mujer u hombre que desee trabajar esta dimensión se compromete consigo mismo, y con su arte. Arte como medio de expresión más que como una exigencia estética. Luego de haber vivido y sobrevivido este camino, deseo servir de de luz y de Musa a mujeres y a hombres que necesitan entender estos llamados, quieran explorar y potenciar sus dimensiones femeninas, conectar y emprender con propósito, y vivir más conscientemente y más auténticamente sus vidas. Y emprender caminos que integren, empoderen y sanen tanto lo femenino como lo masculino para andar más completos. Gracias por creer en este sueño y ser parte de esta comunidad. Si este también es tu llamado, te invito a iniciar tu camino de transformación, liderazgo y emprendimiento con propósito, con mi libro Hablando con Dragones, acá. Recuerda compartir en nuestra Comunidad Exclusiva de mujeres líderes y emprendedoras en procesos de transformación, alrededor del mundo, cómo te sientes y cómo este espacio te ha ayudado a nutrirte y transformar algunos aspectos de tu vida. Al servicio de tu proceso, Un abrazo muy fuerte de Musa,Alejandra Torres.

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Mi historia de Transformación Personal

¡Hola, Musa!Gracias por ser parte de nuestra Comunidad Musas. Tu presencia acá me hace sentir que es muy relevante que hablemos sobre el liderazgo femenino, la transformación, el emprendimiento con propósito, y sobre cómo las mujeres necesitamos despertar y tomar las riendas de nuestras vidas. Te quiero contar una historia. Sobre la pérdida total de una vida, y una transformación completa. La mía. Sobre mi renacimiento. Era enero del 2014. Estaba sentada en mi oficina. Todo afuera parecía estar normal. Mi equipo de trabajo de 20 personas que había formado con amor y presencia estaba ahí, trabajando. Me desempeñaba desde lo que me habían enseñado, en mi carrera de administración de empresas y luego en los bancos y empresas que había trabajado. Un rol de eficiencia y de cerebro. De coordinar a muchas personas; reunirme con muchas personas; concretar proyectos. Tenía una tarjeta de negocios que me daba un título y que me daba importancia cuando estaba interactuando con los demás. Allá afuera, tenía lo que muchos consideraban “la vida perfecta”. Un esposo considerado y presente, dos hijos divinos, el trabajo que soñé tener. Los amigos adecuados, los fines de semana en la finca, viajes.  Mi familia daba lo que podía y me amaban mucho. Pero yo sentía un vacío que no lo podía llenar ninguna cosa externa y tampoco ninguna persona. Por más de que me amaran y estuvieran ahí para mí, yo sentía que no era suficiente.  Sentía que algo me faltaba. Ese algo que me daba miedo aceptar, que me daba miedo articular. Ese algo era como un fantasma silencioso, que me nublaba mis días. Ese fantasma de mi insatisfacción me daba susto afrontarlo, porque adentro de mí sentía que estaba siendo caprichosa por el solo hecho de aceptarlo y de verlo en mí…”cómo te vas a quejar cuando lo tienes todo,” me decía a mi misma. Y seguía silenciosamente cargando mi sensación de desasosiego. De que algo no estaba bien. Pero me di cuenta de que ninguna herramienta, aislada, me serviría. Lo que necesitaba era un espacio y un tiempo para mirarme. Soltar las múltiples cargas que llevaba y darme un espacio para mí y para mi proceso de transformación y conexión con mi propósito. Como un náufrago que está a punto de ahogarse, no era suficiente un neumático. Mi vida me pedía más. Me pedía más integridad conmigo misma y con mi transformación. Me pedía que tomara responsabilidad por mi vida, y por lo que realmente deseaba de ella.  Y comencé a honrar ese llamado interior. Solté mi cargo, y renuncié en Mayo para entregar mi trabajo en Julio del 2014. Hice un proceso con mi esposo de sanar y revisar nuestra relación, y en ese mismo Julio de manera amorosa y respetuosa nos despedimos como esposos, manteniendo el acuerdo de ser padres presentes y unidos.  Luego, en agosto del 2014 me hice un chequeo de rutina que me encontró un tumor, evidenciando aún más que tenía que sanar profundamente. Fue un llamado de vida o muerte. Un llamado hacia mí misma para sanar. Y de estar dispuesta a perder. Perdí la estabilidad de una relación de pareja de más de 17 años. Mi cargo importante. Muchas cosas materiales. Y entré a un espacio que duró exactamente 9 meses. En la perfección y belleza de la vida, fui llamada a transformarme y renacer. Fui armando mi propio camino, que consistía en ahondar más en las constelaciones para sanar dinámicas de familia, escribir mucho, hacer yoga, caminar en la naturaleza, cantar. Dejarme llevar por mi voz interior, y aprender a abrir mi corazón y a quitarme la armadura con la cual me había habituado caminar. Y en ese camino de transformación, poco a poco, fui soltando y transmutando lo que ya no servía. Llegué a conocer mi esencia más profunda. En el silencio y en mi quietud, encontré una fuente inagotable de vida, propósito y de vitalidad. Encontré herramientas ancestrales de conexión conmigo misma y mi esencia femenina. Sané. Respiré. Volví a ser dueña de mi vida y de mi tiempo. Empecé a fluir. Llené mi copa de amor propio. Y a nutrir mis raíces. Luego de 9 meses, me sentí renaciendo. Sané mi tema de salud complejo. Empecé a expresarme más auténtica. Ya no era la misma de antes. Empecé a desear vivir diferente. Tomé un trabajo, mientras me dediqué a sacar un disco de mis canciones que había compuesto durante mi proceso. Empecé a articular eso que había vivido.  Y me di cuenta de que quería estar al servicio de mi propósito. De mujeres como tú, que a veces necesitan hacer un paro en su camino, regalarse un espacio y un tiempo para revisar sus vidas, y renacer.  Porque:– Sé lo que anhelas, y también sé de lo que eres capaz. – Me he podido sanar, transformar y empoderar, y esta es la medicina que te puedo ofrecer.  – Te podré dar un mapa, una luz y una guía para tu propio camino interior. – Tengo un kit de herramientas muy valioso para tu viaje, que he aprendido en el camino. – Te puedo enseñar a que conectes con tu creatividad para que revises lo que más te gusta, en alineación con tu esencia y propósito. – Entendí lo que es realmente el liderazgo, desde adentro hacia afuera. – Pude gestar abundancia de nuevas formas, más alineadas con mi propósito. Por todo esto, sería un placer acompañarte en tu exploración, te comparto el testimonio de Ana Delgado quién cursó el último ciclo de Despertando a tu Musa. \»Llegué atraída a Musas por su lindo nombre y por su mentora, Alejandra, con quien sentí una conexión y confianza inmediata. Ahora estoy cursando el noveno mes de Despertando a tu Musa. Después de un trabajo profundo, y de acercarme a aspectos de mi vida de los que me voy volviendo cada vez más consciente, recuerdo esta frase: “No puedes viajar por el camino hasta que no te conviertes en el camino en si mismo” (Buda). Y

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Conectando desde el cuerpo, cultivando \»mirada de paseo\»

Quiero compartir con ustedes unos fragmentos de textos que escribí para el libro sobre Las Siete Cumbres, y que narran historias de caminar, escalar montañas, conectar con la naturaleza. Fue ahí, hace varios años, que empecé a cultivar mi relación con mi lado femenino, que era mi cuerpo, mi sensación de estar presente en el momento, mi conexión con la sacralidad de la naturaleza.¿Cómo te conectas tú con tu cuerpo? ¿Qué rituales haces para enraizar tus pies, sentirte parte del universo y de la magia de la naturaleza?___ En el año 2010, en un bazar de colegio, me invitaron a participar en una expedición para subir al campamento base del Everest y a la cima del Lobuche, una cumbre hermanita, de un poco más de 6100 metros; junto con otras 15 personas -que como nosotros- tenían familia, empleos y posiblemente la inquietud de que \»si no hacían algo así ahora, jamás lo harían\». En ese momento se me abrieron los ojos un poco, sentí que energías viejas se movieron y que me empezaron a brillar los ojos. Me acordé de cuando escalaba montañas 15 años atrás. Había subido montañas, caminado y acampado varios días a la vez, cuando viajé meses en carro por Sur América y saboreé la libertad de estar con la naturaleza. Todo eso lo recordé y quise de repente romper con el molde de mi vida, decir que sí. Los entrenamientos que hicimos en Suesca, la Sierra Nevada del Cocuy y el Parque Nacional de Los Nevados nos dejaron verdaderas lecciones de vida y algunas buenas historias. Una que causa risa hoy en día, pero nos dio bastante fuerte en su momento, fue una noche que dormimos encima del glaciar en el Nevado del Ruiz. Esa noche hubo tormenta de viento y nieve, y la carpa en la cual estábamos se fue lentamente doblando con el peso de la nieve y con la fuerza del viento. ¡Terminamos los 4 acostados boca arriba, empujando el techo de la carpa toda la noche con las piernas para que no se nos cayera encima! Grandes aprendizajes de vida me dejó el tomar conciencia de mi cuerpo, caminando entre montañas. En una de esas caminatas de más de 12 horas hasta el Nevado Pan de Azúcar del Parque Nacional Sierra Nevada del Cocuy, me pregunté: ¿qué pasa si abordo esta montaña desde la no exigencia? Desde la no exigencia significa que estoy presente en el momento, sin pensar en si lo estoy haciendo bien o mal, sin pensar en que tengo que llegar a alguna parte… Sin cargarme de emociones y conversaciones internas. Saboreando los olores, colores y sensaciones del camino. Definitivamente, asumir estas montañas desde la no exigencia significó volver a aprender a caminar, a callar la mente cuando empezaba con sus manías, y a abrir bien el corazón. Y fui viendo cómo poco a poco, en cada paso, con cada respiración, entre más caminaba, más liviana me sentía y más presente estaba. Otro paso fue integrarme un poco más en mis aspectos femenino y masculino, lo cual es importante si se desea cultivar un liderazgo auténtico con uno mismo. Yo había desarrollado mucho mi lado masculino, ese ser asociado con la barraquera, mujeres que exhalan independencia y suficiencia, y que abordan retos y ejecutan desde lo racional. Con el ser madre -y con las montañas-, empecé a cultivar más lo femenino, cada vez honrando más mi intuición, mi profunda conexión y casi veneración hacia la naturaleza. Y eso es algo que vine a hacer en esta vida, a ir desarrollando un liderazgo auténtico sin masculinizarme, sin competir y desde un balance interior y una integración de varias facetas en mí misma. El viaje mismo al Lobuche fue una experiencia única e increíble. Viví plena en esos 28 días. Agradecí todo. Agradecí especialmente el tener un cuerpo para poder caminar cada paso que di en ese camino. Luego de pasar por Nueva Delhi y Kathmandu, llegamos en avioneta a Lukhla, un lugar suspendido entre dos montañas enormes y ahí se acabó el pavimento. Solo caben caminantes y yaks, animales que parecen un cruce de búfalo con alpaca y que sirven de carga y de alimento para los sherpas, noble estirpe de caminantes de las bellas montañas de Nepal. Cada día caminábamos entre caminos de piedra labrada, entre monasterios y stuppas, y pasábamos por pueblos hechos de piedra y madera pintada de colores que parecían de cuento de hadas. En el fondo, enormes montañas majestuosas nos saludaban. Caminábamos entre 5 y 7 horas e íbamos ganando en elevación para ir aclimatando el cuerpo. El disfrute y los paisajes eran tan increíbles que no nos dábamos cuenta de que íbamos haciendo la mejor aclimatación posible para la escalada final. Caminamos de subida una semana, hasta llegar al valle donde se encuentran el Everest y su hermana menor, el Lobuche. La escalada del Lobuche fue un esfuerzo grande, la culminación de todo ese proceso previo de más de seis meses de preparación. Desde la lejanía, se veía demasiado y peligrosamente empinado. A medida que nos acercábamos, empezamos a ver el camino. Y subimos todo un día entre las piedras y los precipicios. Esa noche, acampamos al borde de la nieve. Arrancamos nuevamente a caminar a las 4 de la mañana. Recuerdo el amanecer más espectacular de mi vida, viendo al Everest desde nuestra montaña y una vista de montañas enormes. Después de horas de esfuerzos descomunales, llegué a la cumbre. Pisé los escalones hechos en nieve que los primeros habían dejado. Subí una vertiente empinada y glacial. Quise llorar de agotamiento. Miré a mi alrededor y sentí un extraño vacío, un silencio en el alma. En la cumbre del Lobuche, bella montaña himalayense, rodeada de mis amigos y coexpedicionarios, y de hermosas montañas, mi aire interior se mezcló para siempre con el vaho nepalí de hielo, roca y sol. Hubo reconocimiento y familiaridad en mi alma. Durante el proceso pensaba que esta experiencia era como poner mi vida en pausa para luego volver a la vida cotidiana con algunas

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Crónicas de un “Paseo”: de lo épico a lo resiliente

Acabo de regresar de un viaje… épico. Sí. No hay palabras para expresar lo que siento.___ Fui a Sur África y a Zimbabue a limpiar mi alma. Dejé que el aire y el sol de las planicies áridas y pulsantes me oxigenaran y limpiaran. Que mis pensamientos cesaran en el silencio de las noches estrelladas. Que me pudiera mimetizar con los árboles y con su especial resiliencia, la cual se desarrolla aún más cuando las condiciones son más adversas. Dejé que los animales legendarios se acercaran. Y sí, se acercaron. Tanto así, que más de una vez quedé sin aire y en desconcierto de mi propia fragilidad ante su poder y majestuosidad.__ Fui a compartir la lentitud del tiempo y a disfrutar cada momento al lado de mis hijos. Forjamos una comunicación nueva. Acepté que ya no son niños. Me había costado soltar la noción y mi definición antigua como madre. Tuve que reinventar mi forma de nutrir, de amar y de estar presente. Llenarme de orgullo con los personas adultas en las cuales se están convirtiendo. Celebrar las diferencias y sus pasos distintos a los míos, su independencia. Abrazar y dar cariño y amor cuando se necesita, sin que este se vuelva demandante. Gozar, reír y disfrutar las aventuras de la vida juntos. Fui a cultivar también mi “mirada de paseo”, como lo dijo un co expedicionario y amigo mío hace ya varios años, cuando estábamos en otra aventura: la de subir al campamento base del Everest. Desde ese viaje, trato de cultivar esta forma de ver, entendiendo que la mirada “de paseo” es la del contacto constante a la gratitud hacia la vida, de recibir las cosas lindas que siempre están ahí si sabemos buscarlas, de irrigar mi creatividad con ideas frescas y nuevas formas de ver y de entender. De cultivar el placer y el disfrute en cada cosa. De nutrir mi flexibilidad ante los cambios inevitables que siempre llegan.___ En África vi cómo los niños y niñas de Soweto que fueron marginalizados durante tantos años y prohibidos de recibir acceso a lugares y a inclusión, son los niños y niñas con las más hermosas y amplias sonrisas que he visto. Su alegría es contagiosa. Montamos en bicicleta por el barrio de Soweto, recorrimos los pasos de Nelson Mandela y de Desmond Tutu y aprendimos un poco más sobre su lucha por derrumbar barreras de prejuicio y exclusión social.   En África vi mujeres emprendedoras. Mujeres que tejen, que diseñan increíbles vestidos. Que usan sus talentos y creatividad para crear belleza, y así aportar a sus familias y a su comunidad. En Africa vi los árboles más increíbles. Se forjan desde una tierra árida y arenosa, como danzantes petrificados. Se enmarañan en las formas más increíbles, como reflejo de la fortaleza que tuvieron que desarrollar. Se les nota el esfuerzo en los troncos arrugados y torcidos, y terminan creando unas estructuras tan hermosas. Estos árboles me ponen a pensar en sus raíces.  ¿Sabías que las raíces de los árboles son, por lo menos, de la misma extensión que lo que se ve del árbol, del suelo hacia arriba? Cada vez que veo un gran árbol, entiendo y trato de ver sus raíces subterráneas. Y entiendo que, sin buenas raíces, un árbol no florece ni se para, ni crece tanto como los ve uno crecer. Las raíces de los árboles me hacen reflexionar sobre nosotros. ¿Cómo cuidamos de nuestras raíces? ¿Cómo nos nutrimos en condiciones adversas, para poder salir fortalecidos y no debilitados de cada reto que nos trae la vida?¿Cómo entendemos que para poder materializar y manifestar un sueño, un propósito, debemos sembrar buenas semillas, y luego nutrir las raíces con buena agua, un entorno sano y un aire sano; y continuamente nutrirnos para poder sostener el sueño y propósito que deseamos manifestar? Ya volví. Recargada, con mis raíces nutridas y fortalecidas, para seguir al servicio de la creación de nuevos proyectos y de poder acompañar procesos de empoderamiento, emprendimiento con propósito y de liderazgo. Seguir ofreciendo los programas de mentoría, emprendimiento y liderazgo de Despertando a tu Musa® y del programa Online Mandala de la Musa. Abrir el fondo de emprendimiento de Musas Invest, desarrollar emprendimientos con propósito y sostenibles con liderazgo innovador. Seguir apoyando el arte y la transformación social por medio de Fundación Casa LET. Seguir nutriendo raíces y troncos de las semillas sembradas.  Si la transformación, el emprendimiento con propósito y el liderazgo son tu llamado, te invito a transformar tu vida y tu impacto con mi libro Hablando con Dragones, en mi Paquete de Poder, Impacto y Propósito acá; donde además, obtendrás de manera gratuita mi MasterClass Manifiesta tus Sueños y acceso exclusivo a mi comunidad de mujeres líderes y emprendedoras alrededor del mundo. Un abrazo de Musa, Alejandra Torres.

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El renacer de Musas

¡Estoy feliz e inspirada porque después de un intenso proceso de seis meses de visionar a Musas, oxigenarla, aportarle más apertura y posibilidades, con nuestra aliada Natalie Matushenko, generamos una nueva imagen y más posibilidades! Y, me encanta compartirte nuestro video que cuenta del proceso Despertando a tu Musa. Si te gusta el video y le habla a tu corazón, escríbenos a musascomunidad@gmail.com para recibir más información. Ver video haciendo clic a continuación: Sobre nuestra nueva imagen… Inspirada en el atrapasueños, la nueva imagen de Musas simboliza los sueños, el mundo de la inspiración, creatividad e intuición, la sabiduría femenina y la transformación. Además, se inspira en un Mandala que invita a ver el Universo entero dentro de ti. ¡Renace Musas!, así como renacemos nosotras las mujeres en este momento de la historia del mundo. Les presentamos la nueva imagen de Musas: más liviana, más directa, más conectada con el mundo y con la energía de la transformación. Y también afirmamos nuestros principios como Comunidad y Academia al servicio de tu transformación. Mi propósito como mentora en Transformación y Emprendimiento con Propósito y Triple impacto, es  acompañar a mujeres líderes y emprendedoras a transformarse y empoderarse para crear nuevas vidas y proyectos. Empoderamiento Empoderamos a las mujeres para que aprendan a desarrollar su sabiduría interior y a vivir plenas y auténticas. Proponemos nuevos paradigmas que liberan el liderazgo femenino, para tejer relaciones y vidas más plenas; y el emprendimiento con propósito, para activar nuestro poder como emprendedoras de triple impacto y gestar los proyectos y emprendimientos que van a transformar al mundo hacia su estado más sostenible y regenerativo. Abundancia Posibilitamos la abundancia y el equilibrio entre el dar y el recibir. Conexión Creamos el contenedor y los espacios para propiciar conexiones profundas entre mujeres y catalizar procesos de creación, inspiración, amor y emprendimiento. Creatividad Conectamos con nuestro poder creativo y propósito, encontramos nuestra expresión auténtica, y generamos posibilidades inspiradas y creadoras en nuestras vidas y proyectos. Inspiración Inspiramos a las mujeres a que conviertan sus vidas y emprendimientos en obras maestras. Felicidad Invitamos a las mujeres a vivir vidas llenas de gozo, propósito, felicidad y disfrute. Fluidez Conectamos a las mujeres con sus esencias femeninas para cultivar conexión, gracia y fluidez. Devoción Somos devotas al servicio de la transformación, empoderamiento, emprendimiento con propósito y sanación de las mujeres. Si resuenas con nuestro mensaje, te invito a iniciar tu camino de transformación, empoderamiento y emprendimiento con propósito, con mi Paquete de Poder, Impacto y Propósito acá. Con él, puedes obtener mi libro Hablando con Dragones, y adquirir de manera gratuita acceso a mi MasterClass Manifiesta tus Sueños, y a nuestra Comunidad Exclusiva de mujeres líderes y emprendedoras alrededor del mundo. Musas opera bajo los postulados de respeto, solidaridad, espiritualidad, amor, sinceridad, compromiso, creatividad, valentía y unión. Nuestro código de conducta guía todos nuestros actos. ¡Muchas gracias por tu participación! Un abrazo de Musa, Alejandra Torres.

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